Y finalmente....

¡APARECIÓ EGON! Egon vino a la salita un poco enojado porque su trampa para robar los colores no dio resultado. Las banditas lograron la Misiòn Rescate de los colores perdidos y èl se quedò nuevamente sin colores. Los Mandamagos, que son buenos y generosos; que saben compartir, disfrutar, jugar con amigos, trabajar en equipo, cuidar de todos ellos y de su planeta Mandalandia, que saben demostrar el amor y cariño que tiene por todos, saben respetar, ser justos, tolerar las diferencias; entendieron que Egon està muy solo y que necesita de AMIGOS que lo quieran y ayuden a solucionar su problema. ¿Y se acuerdan cuàl era el problema de Egon? Que no tenía colores y pensaba que para que lo quieran y acepten tenía que tenerlos a todos y por eso los robó. Pero los Mandamago lo perdonaron y lo aceptaron como es. Y para demostrar el afecto que le tienen, le obsequiaron algo muy importante y que a Egon lo hizo muy feliz. Cada mago le regaló un poquito de su color. Y esta historia termina demostrando que Egón sigue sindo diferente; porque ahora se parece al Arco Iris. No tiene un solo color como el resto de los Mandalandienses, los tiene todos. Pero este obsequio le representa una responsabilidad: la de cuidar de cada color y del valor que éste encierra. Sin embargo, lo más importante, es que cuidará de ellos pero ya nunca más volverá a estar solo. Y COLORÍN, COLORADO, ESTA HISTORIA DE MAGIA Y COLORES SE HA TERMINADO.